Cuenta la historia que cuando Marcelino era pequeño y estaba en la cuna, su madre vio una
llamita encima de su cabeza. Esto fue entendido como un signo de que algo grande iba a
suceder en su vida. Y así fue.
Pero esto, puede ser una leyenda de la vida de Marcelino. Lo que no es una leyenda es que el
Espíritu de Jesús estuvo con él y no dejó de darle buenas ideas y fuerza para llevarlas adelante.
¿O no es una buena idea dar educación a quien no tenía posibilidad de ir al colegio? ¿O no es
una buena idea hablar de un Dios alegre, cariñoso y comprometido con las personas, a quien
no lo conoce o se ha alejado de él?
Si por tu cabeza aparecen ideas de ayudar a los demás, de ser respetuoso con los compañeros
y de trabajar un poco más cada día, quizá tenga algo que ver con la llamita de Marcelino.