Estamos acostumbrados a ver que los maristas tienen escuelas. Por supuesto, la escuela es un lugar ideal para estar en contacto con los niños y los jóvenes. Pero la escuela no es el único lugar en el que encontrarlos. De hecho, hay muchos niños y niñas que no van a la escuela o, si lo hacen, después se pasan muchas horas en la calle. Por eso los hermanos maristas se han hecho presentes en estas otras realidades. Como hizo Marcelino, se acercan a los jóvenes más desatendidos por la sociedad y, a veces, desatendidos por sus propias familias. Hay pueblos y ciudades en los que los maristas trabajan en obras sociales de barrios marginados. La misión marista pasa hoy por tener muy presente el sueño de Champagnat y dar cariño a quienes más lo necesitan.
Pensemos
Dar tiempo a los demás quiere decir que nos tenemos que desplazar: tenemos que ir allí donde está el otro.
¿Recuerdas la última vez que has acudido a alguien que te ha necesitado?
¿Eres de las personas que saben ver cuando alguien las necesita?
Marcad en un mapa de vuestra ciudad o pueblo la ubicación de las presencias maristas.