“La solidaridad no es un sentimiento superficial, es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común, es decir, el bien de todos y cada uno para que todos seamos realmente responsables de todos.” Juan Pablo II
La solidaridad no es dar limosnas ni hacer cosas, actividad, pertenecer a la ONG tal o cual sino vivir solidariamente que se traduce en el día por: compartir, contar con el otro, no derrochar, no actuar caprichosamente. Ser en una palabra lo que dice Jesús en las bienaventuranzas: Ser pobre de espíritu
Contaba una persona, que entre los indios del Canadá, si en la escuela se pregunta a unos niños una cosa, la piensan todos juntos y, cuando la saben, todos a la vez la responden. No podrían soportar que uno solo se llevase el mérito o la fama. Si alguien se permitiera llevarse él solo la fama o el premio, se mostraría insolidario con los compañeros
Qué diferencia con nuestra cultura y con otras culturas, donde quien puede copiar, copia; no hay problema al hacer pasar por propia una cosa que no lo es; es considerado un vivo y un avispado el que se lleva el prestigio a expensas del trabajo de los otros; etc. La insolidaridad, el egoísmo, el aprovecharse del vecino.... todo esto está a la orden del día entre nosotros. ¡Qué pena que esto sea una característica de nuestra sociedad! ¿Podemos estar satisfechos con estos elementos de nuestra cultura? Habrá quien esté satisfecho, naturalmente (los que les interesa que esta forma de vida se mantenga). Pero también hay quien no está de acuerdo. Los que pensamos así, no hemos de olvidar que se puede vivir de otro modo, con otros valores. Y no hace falta ir a otra cultura. Podemos hacerlo también en la nuestra, aunque el ambiente sea contrario.
